Mira - Mire usted

Siempre ha sido algo chulesco este mohín verbal, tanto tuteando como “usteando”, y queda buen reflejo de ello en los libretos zarzueleros, especialmente en los diálogos escritos para los personajes castizos madrileños.
No sé exactamente porqué ese verbo, el verbo mirar, que parece tan poco dominante, tan poco invasivo, resulta más impositivo en una muletilla que, por ejemplo el verbo callar, que es, por propia definición, mucho más represor. Pero del ‘calle usted’ hablaremos más adelante.
No olvidemos que estamos analizando estos términos solamente en cuanto a su empleo como muletillas, como formas sintácticas definidas. El verbo mirar se utiliza muchísimo en castellano, en todas sus formas verbales, con sus propios significados (dirigir la vista, pero también atender, juzgar, informarse, cuidar…)
El diccionario de la RAE define esta muletilla así: "Utilízase para llamar la atención sobre algo o para enfatizarlo." Y, desde luego, acierta, aunque sin entrar en matices. Porque (aunque no necesariamente) hay algo de ironía, por una parte, y, una vez más, de intento de situarse moralmente por encima del contertulio, por otra. Yo recuerdo cómo empezó a usarlo Felipe González en los debates parlamentarios, creo que frente a Aznar, cuando, al principio, le vapuleaba una y otra vez. Y funcionaba con una eficacia impresionante. “Mire usted, señor Aznar…”, empezaban muchas de sus réplicas. O simplemente: “Señoría, mire, le voy a decir algo que…” Son frases que no contienen ninguna incorrección, y sin embargo a mí la primera vez que las oí en el hemiciclo me escandalizaron. Posteriormente se han popularizado entre los políticos y ahora son de uso común. Al propio Aznar se las he oído en muchas ocasiones.
En cuanto a la ironía, se detecta muy claramente en esta famosa cancioncilla infantil de origen francés
Mambrú se fue a la guerra,
mire usted, mire usted qué pena.
Mambrú se fue a la guerra,
no sé cuándo vendrá.
Do-re-mi, do-re-fa.
No sé cuándo vendrá.

Ya se sabe que Mambrú era John Churchill, el impronunciable duque de Marlborough, militar inglés que había participado también en la Guerra de Sucesión española. No debían de provocar muchos desvelos por aquí sus desventuras. Podemos sustituir (semánticamente, claro) ese mire usted qué pena por imagínese usted la pena que a mí me da, en sentido irónico (ver más adelante), que equivale a un me importa un rábano lo que le pueda pasar a ese individuo.
También se percibe ironía en la muy popular frase hecha: ‘Mire usted por dónde…’, que contamina su sorna y su chulería, sin duda, a la muletilla propiamente dicha, puesto que sugiere que a veces las cosas nos sorprenden y surge lo inesperado. ¿Y por dónde? Pues por el sitio más inesperado. ¿Se creía muy listo, usted que pensaba que se las sabía todas? Pues mire usted por dónde…
Puede que ésta sea la respuesta a la duda que planteábamos en el segundo párrafo: mirar por dónde

Mira, tú te vienes al cine y en paz.
Mire usted, yo he pagado mi entrada y tengo derecho a ver la película.
Mira tú por dónde, ahora el que no quiere ir al cine soy yo.

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